miércoles, 6 de agosto de 2014

Un 15 de agosto especial


El 15 de agosto de 1936 se produjo el cambio de bandera en el Ayuntamiento de Sevilla. El general Franco cedió al general Queipo de Llano la retirada de la tricolor y él izó la bicolor. Ese día el golpe de Gobierno inicial, siguiendo el Plan Mola para instaurar una “Dictadura Republicana”, se convirtió en Golpe de Estado después de fracasar las negociaciones entre los sublevados y el Gobierno de Madrid, así como los objetivos militares del citado Plan Mola. Comenzaba así la Guerra Civil, que tanto dolor causaría a nuestro país, con cada contendiente con su propia enseña.

La crónica de ese día de la Virgen de los Reyes, en el que Sevilla volvió a ser protagonista de la Historia de España, la encontramos en las páginas de ABC de Sevilla:

“Cuando hubo terminado la procesión de la Virgen de los Reyes la multitud empezó a congregarse en la plaza de San Fernando para el solemnísimo acto de izar oficialmente la bandera roja y gualda en el Ayuntamiento. Poco después de las diez y media no se cabía materialmente en las dos plazas, entre las que se alzan las Casas Consistoriales.
Jamás se conoció en. Sevilla una aglomeración de personas tan grande, ni tampoco hay recuerdo de que el entusiasmo se desbordase con tamaño ímpetu. Fueron momentos   de   emoción   indescriptible, que nunca podrán superarse. Todas las clases sociales,  sin distinción de castas,  se apiñaron materialmente para ver el izado  de la enseña inmortal: de la bandera roja y gualda, millones de veces bendita.
En la plaza de San Femando formaron con antelación representaciones de los diversos Cuerpos y milicias de la guarnición.
Cuando las fuerzas iban entrando en la plaza para ocupar su puesto en formación, la multitud las ovacionaba entusiásticamente.
Después de las diez y media fueron llegando las autoridades y el honorable Cuerpo consular.
La entrada de los generales Queipo de Llano, Franco y Millán Astray en el Ayuntamiento fue acogida con aclamaciones inenarrables.
Por medio de altavoces describía los detalles del acontecimiento el funcionario del Gabinete de Prensa afecto al Estado Militar don Obdulio Gómez,
Su Eminencia el cardenal Ilundain fué recibido en la escalinata de las Casas Consistoriales por los ilustres generales y demás autoridades.
Una avioneta del Aero Club volaba sobre la muchedumbre, dejando caer octavillas de los colores rojo y gualda con himnos patrióticos y cantos a la bandera nacional.
Al asomarse los generales al balcón central del edificio, donde iba a izarse la enseña sagrada, estalló una ovación imprente. El instante fué de intensa emoción. En todos los ojos había lágrimas".

Tomó la palabra acto seguido al general Queipo de Llano quién pronunció un discurso enardecido en defensa de la enseña rojigualda por la que tantos españoles habían entregado su vida y criticó al gobierno de la República por haber cometido el error de haber adoptado la bandera tricolor.
Y sigue el cronista:

Elocuentemente, el general Queipo de Llano se extiende en consideraciones históricas remontándose a la simbología de la" bandera en el antiguo Egipto y a la bandera que los romanos trajeron a España.
Define la significación del color rojo que se observa desde los primeros tiempos y hace mención a las barras rojas que ya aparecieron en el siglo XIII.
Al izarse la bandera el entusiasmo de la multitud fué idescriptible desbordándose la multitud que coreaba frenéticamente los vivas a España gritados por el glorioso general Queipo de Llano.
En este instante besaron frenéticamente la bandera los generales Franco, Queipo y el alcalde de Sevilla. Sr. Carranza, y el fundador de la Legión, general Millán Astray, al que se dieron muchos viva.
Seguidamente todo el público que llenaba la plaza prorrumpió en las siguientes exclamaciones : ¡¡¡Franco!!! ¡¡¡Franco !!!Franco! !!, queriendo significar con ello su homenaje al ilustre caudillo militar, salvador de España y fundador de una nueva Patria mejor.
Las últimas palabras del general fueron apagadas por el clamor entusiasta de la multitud.
Inmediatamente fué izada la bandera inmortal.
No hay pluma capaz de describir el momento. Lágrimas, escalofríos, corazones latiendo aceleradamente y un grito en todas las gargantas: España, España y España, única, grande, libre.

Después tomo la palabra el general Franco quién acercándose hasta el micrófono dijo:

¡ Sevillanos ¡ Ta tenéis aquí la gloriosa bandera española; ya es vuestra; el heroico general Queipo de Llano la ha inaugurado en esta fiesta solemne y en forma oficial. Esta bandera roja y gualda es la que está en el corazón de la inmensa mayoría de los españoles. Él os ha explicado el origen de la bandera y os ha repetido como nuestros heroicos soldados se batieron y supieron morir en defensa de la Patria, a la sombra de la bandera roja y gualda. 

Posteriormente recordó su pasado en Marruecos y los peligros que acechaban a España por el avance de las hordas marxistas y de la propaganda de Moscú, señalando que la bandera representaba  el oro de Castilla y la sangre de Aragón y nuestra gesta gloriosa en América y los triunfos de los barcos españoles a través de la Historia.
Terminó con un elogio a Sevilla y dando vivas a España, que son contestados con delirante entusiasmo por la multitud.

Finalmente intervino Millán Astray que enardecido gloso el lema y las virtudes de la Legión, terminó gritando la divisa de la legión y finalizó con un ¡Viva España! 

La multitud, que contestó los tres vivas legionarios con el máximo" entusiasmo, tributó a Millán Astray, símbolo del heroísmo español, el homenaje de una ovación indescriptible.
Seguidamente falangistas y balillas entonaron el himno de la Falange Española, coreado por el público, sucediéndose las ovaciones y vítores, que arreciaron al besar la bandera los generales y autoridades.
Finalmente se organizó el desfile de las fuerzas con caracteres de verdadera apoteosis. La pluma, también emocionada, no puede decir más, Sevilla quizás no vuelva a vivir otro momento semejante.
Y el resto del día fué también de entusiasta homenaje a las banderas, que por todas partes ondearon y muy profusamente en el centro de la ciudad, en particular en la plaza de San Fernando.

Así fue la crónica de un día 15 de agosto, festividad de la Virgen de los Reyes en que se visualizo el cambio de orientación de los golpistas y se marcó un nuevo rumbo a la Historia de España hacia una de sus páginas más negras. Sevilla, como no,  fue testigo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario