miércoles, 6 de agosto de 2014

Gertrudis Gómez de Avellaneda por Sevilla


Con motivo de la celebración del bicentenario del nacimiento de la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda, el ICAS, la Asociación Cultural y Literaria "La Avellaneda" y la UNED, han organizado una serie de actividades destinadas a honrar su memoria que van desde el descubrimiento de una placa en su casa sevillana de la calle Gravina, nº 9, y unas lecturas poéticas en el Parque de María Luisa. El la Casa de los Poetas tuvo lugar la proyección de un documental y una mesa redonda y el domingo 23  la entrega de flores y recital en el Cementerio de San Fernando de Sevilla junto a su tumba. Un pequeño homenaje a esta mujer que entre otras muchas cosas tiene como patrimonio el haber sido una firme defensora de los derechos de la mujer y haber escrito la primera novela contra la esclavitud: Sab.

Hija de padre sevillano, comandante de Marina, destinado en Cuba y madre criolla, nació en Santa María de Puerto Príncipe, entonces colonia española, hoy Camagüey (Cuba) donde pasó su niñez y residió hasta 1836.

Estuvo muy vinculada con la ciudad de Sevilla que, además de por motivos familiares, le viene por haber residido en ella tras su llegada a España. Según relata en las cartas dirigidas a su prima y amiga, Eloisa de Arteaga y Loinaz, en 1938 ya se encontraba en esta ciudad, a donde llegó tras recorrer el sur de Francia, especialmente Burdeos, en donde vivió algún tiempo ; La Coruña (Galicia ) y tras dos breves escalas, una en Lisboa y otra en Cádiz.


En Sevilla conocerá a Ignacio de Cepeda, el hombre que despertó un apasionado amor en la joven escritora que se mantendrá vivo, a pesar de que él nunca le correspondió con la misma intensidad, a lo largo de casi toda su vida. Sentimiento amoroso que ella recreó con admirable maestría en la Autobiografía y cartas editadas por Lorenzo Cruz. Esta correspondencia amorosa se publicó en la ciudad de Huelva: Imprenta y papelería de Miguel Mora en 1907, bajo el título: La Avellaneda: autiobiografía y cartas de la ilustre poetisa hasta ahora inéditas / con un prólogo y una necrología por D. Lorenzo Cruz de Fuentes ; publícase a expensas de María Córdoba y Gorantes. Curiosamente esta señora era la viuda de Ignacio Cepeda.

Aunque a finales de 1840 fija su residencia en Madrid, entre los muchos viajes que a lo largo de su vida realiza por diferentes motivos a París, Londres, New York, Cuba, etc., cuando las circunstancias así se lo permiten, visita Andalucía y en concreto Sevilla.

Tula tuvo una agitada vida sentimental, la muerte de sus dos maridos y el abandono de su amante acentuaron su temperamento depresivo y apasionado hacia el espiritismo y periodos de retiro religioso.

Tuvo una rica actividad creativa era admiradora de Mme. de Stael, Chateaubriand, W. Scott, y a Quintana, perteneció al grupo de escritores románticos de finales del XIX, escribió poesía, novela y teatro y destacó en los tres géneros, al incorporar a las letras españolas el ambiente caribeño, sentido en Europa como exótico, en un tono melancólico y nostálgico. La crítica actual la considera una precursora del feminismo moderno tanto por su actitud vital como por la fuerza que imprimió a sus personajes literarios femeninos.

Muere en 1873 en Madrid a los 58 años de edad pero sus restos descansan en un panteón del cementerio sevillano de San Fernando, tal como fue su deseo, expresamente recogido en su segundo y último testamento notarial.

Entre las actividades previstas para conmemorar su Bicentenario, la Asociación Cultural y Literaria “La Avellaneda”, ha lanzado una campaña de recogida de firmas dirigida a la Real Academia Española para que se le nombre Académica a título Póstumo o al menos Académica Honorífica ya que fue la primera mujer propuesta en su momento para formar parte de esta ilustre institución aunque al parecer, su candidatura fue rechazada por motivos de género.

De sus cuadernillos de viaje, CUARTO CUADERNILLOLA CATEDRAL DE SEVILLA (I parte)  Principiado en Sevilla, el 8 de diciembre de 1838.A la señorita doña Eloísa de Arteaga y Loinaz, su amiga y prima, Gertrudis Gómez de Avellaneda., hemos extraído este maravilloso fragmento de Tula, sobre sus vivencias en el Patio de los Naranjos. Una prueba inequívoca de su pasión por Sevilla.

“En este patio me sorprendió la noche en una de las últimas tardes de verano. Las personas que me acompañaban vagaban esparcidas, examinando varios sitios de la catedral, y yo, sentada junto a la fuente que se levanta en medio de aquel recinto silencioso, respirando el perfume de los naranjos, cuyas copas espesas y oscuras eran apenas, por intervalos, estremecidas al soplo débil de la brisa nocturna, me abandonaba a un sentimiento indefinible de tristeza y embeleso. Miraba sobre mi cabeza el cielo azul y espléndido de Andalucía, que ya empezaba a tachonarse de estrellas, humedecía en el agua de la fuente mis manos, que ardían, y las llevaba luego, maquinalmente, a mi frente; respiraba con una especie de avidez el airebalsámico de la noche, y sentíame una propensión invencible al sueño. Si la compañía no hubiese llegado a interrumpir aquel embelesador letargo, si no me arrancasen, por decirlo así, de aquel sitio encantado, y hubiera podido dormir allí, en el Patio de los Naranjos, junto a aquella fuente, bajo aquel cielo venturoso, mis ensueños habrían sido, indudablemente, dulcísimos.”

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