El día treinta de mayo de 1894, festividad de San Fernando, tuvo lugar la entrega al Ayuntamiento del edificio de las Nuevas Escuelas de la Macarena, popularmente llamados Los Altos Colegios. El nuevo centro escolar había sido construido con la contribución de la Real Maestranza de Caballería. En la clase de párvulos, la más cercana a la calle Feria se realizó el solemne acto de entrega del edificio al Ayuntamiento. Se engalanó la entrada y dependencias del edificio con banderas y gallardetes y pirámides de plantas y flores.
El acto comenzó con la lectura de su discurso por el Teniente Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería, Sr. Valdecañas, al que contestó dando las gracias el Alcalde Bermúdez Reina, firmándose a continuación el acta, que suscribió primero el arzobispo Benito Sanz y Forés y a continuación otras autoridades.
Después se sirvió un lunch con dulces, pastas, helados y refrescos. Se terminó con un baile que amenizó la banda militar. La crónica del Progreso termina diciendo que al acto asistieron, además de las autoridades militares, muchas otras personas de la aristocracia, de la banca, de las letras, de las ciencias y el periodismo, además de las más hermosas y elegantes damas de nuestra buena sociedad.
El proyecto comenzó el 27 de agosto de 1892, cuando la Junta de Gobierno de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla decidió solemnizar la visita a Sevilla de S.M. el rey D. Alfonso XIII, que tenía 6 años, y su madre la Reina Regente María Cristina de Habsburgo para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América, con la construcción de tres escuelas públicas: párvulos, niños y niñas, en la Resolana de la Macarena.
Presidiendo el acto se encontraban la Reina Regente acompañada de las Infantas Mª de las Mercedes y Mª Teresa, D. Antonio Cánovas del Castillo (Presidente del Gobierno), el ministro de Estado, Arzobispo, Gobernador, Alcalde, Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, etc. Tras los discursos y bendiciones, en un espacio ricamente engalanado, se celebró un buffet que atrajo al vecindario del barrio. En la fachada de la antigua clase de párvulos hacia la C/ Feria se conserva una placa conmemorativa de aquel acto.
Las obras bajo la dirección del arquitecto municipal D. Francisco Aurelio Álvarez, que era también autor del proyecto, comenzaron el 18 de ese septiembre de 1.893. En siete meses se realizó el proyecto en el que trabajaron 120 hombres durante todo el invierno y se fijó como fecha de entrega al Ayuntamiento el día 30 de mayo, día de San Fernando, patrón de la ciudad. Las obras costaron 193.813 pesetas de entonces.
Se construyeron instalaciones para tres escuelas unitarias: una de Párvulos, una elemental de Niñas y otra de Niños. Cada escuela tenía su propia entrada, una casa de maestros, un patio de recreo y una gran clase, además la escuela de párvulos disponía de un comedor de las mismas proporciones que las aulas. El conjunto estaba formado por tanto por cuatro pabellones de gran altura con tejados a cuatro aguas de teja plana, unidos dos a dos por un módulo intermedio de menor altura con dependencias auxiliares (letrinas, despachos, biblioteca…).
Cada pabellón tiene 18 metros de largo, 7 de ancho y 7 de alto y un sistema de ventiladores. El pavimento de los cuatro salones es de cemento sistema Lafarge con un zócalo de azulejos y un cuadro de la virgen del Rosario, construido en azulejos en la fábrica de los Sres. Mensaque Hermanos de Triana. Los azulejos llevan la firma del ceramista Manuel Arellano. Especial mención merecen los frescos decorativos que realizó el pintor Antonio Cavallini por su singularidad, su valor y su originalidad. Se trata de los frisos pedagógicos que recorrían los cuatro
pabellones así como los frescos de sus techos. En total son cuatro las pinturas sobre los techos que representan el movimiento de la Tierra, del sistema y movimiento solar, de la astronomía y uno, muy original, realizado a base de una decoración que simula labores de punto de cruz.
Se encargaron y adquirieron enseres nuevos dotando a las instalaciones con un mobiliario y unos recursos pedagógicos impropios de aquella época de absoluta tacañería con la Escuela Pública. Los métodos de enseñanza adoptados seguían las directrices de las más novedosas corrientes pedagógicas nacionales e internacionales como las impulsadas por Pestalozzi, Spencer, Montesinos, etc. El primer director fue D. Faustino Álvarez Saenz, desde 1894 hasta su muerte en 1910.
Hasta 1938 seguirán siendo escuelas unitarias, es decir clases con escolares de distintas edades (entre 100 y 150 alumnos) y con distinto nivel de aprendizaje. El maestro o maestra contaba con un auxiliar y con la ayuda del alumnado más preparado.
Como se puede comprobar, las Escuelas de la Resolana, "Los Altos Colegios", se convirtieron en aquella época como el más moderno y mejor Centro Público de la Ciudad así lo confirmaba Torcuato Luca de Tena en la Revista Blanco y Negro en 1894 en el artículo “Unas Escuelas Modelo”, en el que las las califica como “las primeras escuelas que con tal riqueza de detalles se han abierto en España”.
* Todo este patrimonio mueble e inmueble de los Altos Colegios fue inmortalizado,
al menos y afortunadamente, gracias al oficio de Francisco y Ramón Almela, quienes elaboraron uno de los álbumes fotográficos más hermosos de la ciudad de Sevilla con motivo de la construcción de estas escuelas públicas