jueves, 3 de diciembre de 2015

Autonomía para Andalucía


 

A las doce en punto de la mañana del domingo 4 de Diciembre de 1977 se ponía en marcha la manifestación por la Autonomía de Andalucía celebrada en Sevilla. Precedida por los motorista y el coche de la Cadena SER, que junto a las fuerzas del servicio de orden, avanzaban por la calle San Fernando dirección a la Puerta de Jerez. Recogemos aquí la crónica de Gloria Gamito para ABC como testimonio de aquel histórico acontecimiento.

“En los balcones de la casa de la familia Guardiola, una gran bandera española, que tenía en el centro la verde, blanca y verde, iluminaba la fachada. En el balcón del palacio de Yanduri había tres banderas: la española y dos regionales. Al llegar la cabeza de la manifestación, una gran mayoría de asistentes empezó a abuchear a las monjas y personas que estaban asomadas para que quitaran la enseña nacional. Las religiosas aguantaron los insultos y silbidos y se metieron dentro. Al rato volvieron a salir, cuando parecía que los ánimos de los manifestantes se habían apaciguado, pero los gritos volvieron a resonar aún más fuertes. Entonces una de las monjas cogió una de las banderas verde, blanca y verde y la paseó por encima de la española, en un gesto que quería significar que las dos eran una misma cosa. Los manifestantes volvieron a insistir, y por fin las religiosas colocaron la bandera andaluza sobre la nacional; ocultándola. Sobre las doce y diez, la gran bandera andaluza con el lema «Autonomía», junto a la que marchaban los parlamentarios y los representantes de los partidos políticos, llegaba al colegio de Yanduri, entre los gritos de «Andalucía, autonomía» del público. En esos momentos, los cordones del servicio de orden intentaban despejar los comienzos de la avenida de José Antonio, ya que se veían casi impotentes para contener a la gran cantidad de gente que intentaba sumarse en esas alturas a la manifestación. Mientras tanto, en el Prado de San Sebastián numerosos grupos de manifestantes esperaban el momento de desfilar, que para algunos no llegó a producirse y hubieron de marcharse a sus respectivos barrios, ante la imposibilidad de llegar a la Plaza Nueva.

BANDERAS Y BALCONES.- Las inmediaciones del Archivo de Indias estaban abarrotadas de gente, cubriendo todas las gradas y escalones, y los aplausos y vítores se sucedían sin interrupción. El edificio de Correos estaba magníficamente adornado. Una gran bandera verde, blanca y verde cubría la totalidad de los balcones, mientras en el mástil ondeaba la bandera nacional. En uno de los últimos balcones del Instituto. Nacional de Previsión una señora de edad protagonizó unos incidentes desagradables con una bandera que por una cara era la andaluza y por otra la nacional. Esta señora se pasó la mañana haciendo determinados gestos al público que le pedía que colgase los colores de la región. Como contrapunto, en la casa número 20 de la Avenida, una bandera andaluza de 25 metros de largo colgaba por toda la fachada, cubriendo por entero los seis pisos. Uno de los mayores aplausos que corearon los asistentes que llenaban las gradas de la Catedral se produjo al paso de un matrimonio con una niña de tres meses en un carrito cubierto con los colores andaluces. El comportamiento de la gente fue en todo momento de los más correcto, coreando las consignas aprobadas. Las que provocaron mayor calor fueron «Autonomía para Andalucía» y «Emigrantes, aquí». A la una menos cinco, la bandera  de Blas Infante llegaba a la Punta del Diamante. La manifestación había desfilado lentamente, y la Avenida continuó llena de público hasta cerca de las dos de la tarde, ya que aunque el acto había concluido en la Plaza Nueva, la cola de la manifestación se encontraba aún en la Puerta Jerez. La asistencia masiva de los sevillanos a estos actos desbordó todo lo previsto.”

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