sábado, 31 de enero de 2015

La gran nevada de 1954


El 2 de febrero se cumplen 61 años e la última gran nevada de Sevilla. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología el martes 2 de febrero de 1954 cayeron en Tablada 25 milímetros en forma de lluvia y nieve, mientras que en el aeropuerto se registraron 15 milímetros sólo de nieve, lo que se tradujo en unos 15 centímetros de espesor. En cuanto a las temperaturas, el mercurio bajó en Tablada hasta los 2,8 grados negativos y hasta los -4,2 en el aeródromo de San Pablo. Ese día comenzó a llover en torno a las ocho de la tarde, pero no fue hasta casi dos horas más tarde cuando esa lluvia empezó a cuajar en forma de cristales de nieve.

Las líneas férreas y la circulación de vehículos no se vieron especialmente afectadas. Sólo la carretera a Cádiz, que sí estuvo cortada por la nieve. Además, a causa de la caída de cables de tensión por el peso de la nieve, un hombre falleció al pisar uno de estos cables. Asimismo, dos personas tuvieron que ser atendidas por roturas en el fémur y en el brazo por caídas a consecuencia de la nieve. La única cara amarga de un día mágico que no se ha repetido desde entonces.

El evento que supuso todo un acontecimiento en la ciudad dejó un recuerdo maravilloso en los sevillanos. Lo evocamos con esta crónica de ABC, no menos pintoresca.

La infrecuencia del fenómeno en Sevilla justifica la regocijada expectación que.  suscitara la nevada de anteayer. Al quedar cubiertas por los limpios copos calles y Plazas, fueron. muchísimos los sevillanos que abandonaron la acogedora tibieza de los hogares para gozar del bellísimo espectáculo, del que ofrecemos varias notas gráficas en esta página. Las vías hispalenses se poblaron de numerosos grupos de jóvenes, que en el albo escenario entablaron incruentas batallas con níveos proyec-tiles y pusieron a contribución sus dotes artísticas en la elaboración de los clásicos muñecos expresivísimos con sus actitudes, grotescas o perfectamente normales.

A la rareza do las precipitaciones de agua sólida en esta latitud, se une la intensidad  y duración de ellas, determinantes de que en la noche de ayer masas de nieve cubrieran aún parcialmente, la arboleda y el suelo de algunas zonas de la ciudad. 

En contraste con el estado del tiempo, la llegada de las cigüeñas en la fecha tradicional nos trae la promesa de una inminente Primavera, acogida por nuestra. parte con ciertas reservas, justificadas en la vasta serie de anomalías climatológicas que llevamos padecidas y nos hacen pensar en trastornos- atmosféricos causados por determinadas explosiones. 

Porque nos resistimos a creer que la naturaleza, siempre tan sumisa a sus propias leyes, de la que sólo se liberaba esporádicamente, se haya declarado por su cuenta en franca y total rebeldía, que, después de todo, no sería si no el débil reflejo del desquiciamiento humano.

Sean cuales fueren las causas de las anormalidades meteorológicas, de justicia es agradecer el blanco envío del cielo, por el recreo que brindó a nuestra vista. Ahora esperemos que se confirme el anuncio llegado en alas de las aves zancudas, y dentro de pocos días podamos exclamar jubilosos con Rioja: "Pasó invierno con sus nieves...".”

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