martes, 16 de diciembre de 2014

La Operación Clavel



La Operación Clavel fue un movimiento de solidaridad que se dio a nivel nacional para paliar los daños ocasionados a la población sevillana por el desbordamiento del arroyo Tamarguillo; un movimiento de gran repercusión social que, desgraciadamente, acabaría en una nueva tragedia de mayores dimensiones.

Todo comenzó el día 25 de noviembre de 1961 cuando, debido a las crecidas del agua a causa de las lluvias, se rompió el muro de contención que encauzaba el arroyo del Tamarguillo. Como consecuencia de ello, una importante parte de la ciudad quedó inundada, dando lugar a enormes pérdidas materiales entre la mucha población afectada.

Esta tragedia dio lugar a una rápida respuesta de solidaridad que se extendió por todo el territorio nacional, y que principalmente llegó de la mano del mítico locutor de radio Bobby Deglané, quien desde los estudios madrileños de Radio España dirigió un programa de emisión diaria denominado "Operación Clavel".

Las emisiones, que comenzaron a primeros de diciembre, concluyeron el día 17 con un programa en el que participaron la duquesa de Alba —que apoyó la operación de principio a fin—; el marqués del Valdivia, Natalia Figueroa y Sancho Dávila. La "Operación Clavel" llegó a recaudar casi diez millones de pesetas en menos de un mes, una cantidad inusual para aquellos tiempos, y además una gran cantidad de víveres que se empaquetaron en cajas de cartón donde figuraba el clavel como símbolo de la ayuda y la esperanza. Y esto se tradujo en una caravana de vehículos de catorce kilómetros de longitud que viajó desde Madrid hasta Sevilla con objeto de paliar los efectos devastadores de aquella inundación.

A la mañana siguiente, la caravana salió de la madrileña Plaza de Legazpi en un cortejo al que a lo largo del recorrido hacia Sevilla fueron uniéndose vehículos hasta alcanzar más de 140 camiones —incluido el que era el más grande de España, con capacidad para transportar 20 toneladas— que ocupaban 14 kilómetros y transportaban enseres y alimentos, como, por ejemplo, 175.000 kilos de patatas, 180.000 docenas de huevos, 1.630 kilos de turrones y dulces, 10.000 kilos de sardinas y guisantes, 7.500 cajetillas de tabaco, 10.000 kilos de jabón, 11.000 kilos de alubias, 3 camiones de vino y 5 de juguetes así como 150 turismos y 82 motos.

Todo parecía que cambiaría a mejor, cuando la tragedia volvió a hacer presencia en ese mismo escenario: el 19 de diciembre de ese mismo año la avioneta Stinson que participaba en la caravana acabó estrellándose contra el numeroso público que se agolpaba en Sevilla esperando con ilusión la ayuda, provocando la muerte de una veintena de personas, muchos de ellos niños, y dando fin a esta historia de una manera dramática .

Cuarenta minutos antes, la avioneta «Simpson», que acompañaba a la caravana y que había partido esa misma mañana del aeródromo madrileño de Cuatrovientos se precipitó sobre la multitud en la autopista de San Pablo, al lado del Tamarguillo.

Todo apunta a que la avioneta realizó un vuelo rasante para fotografiar el ambiente, chocó contra unos cables de alta tensión, se precipitó sobre la gente y se incendió.

La crónica periodística de ABC de Sevilla recogió que en el lugar en el que se produjo el suceso el grupo destacaba por su alegría. Vecinos de la calle Arroyo blandían una pancarta con el rostro de Bobby Deglané y la efigie de la Giralda vestida de gitana. En las leyendas: «Las familias que en la Fábrica de Sombreros y en las chozas habitan desean que estas buenas almas les hagan una visita» y «Viva el locutor más grande y la duquesa más buena, que han venido a Sevilla a invitarnos en Nochebuena».

Hoy, el Tamarguillo está soterrado, pasando de ser arroyo a ser una calle, y el lugar del trágico accidente ha sido convertido en un polideportivo.

lunes, 1 de diciembre de 2014

El Monumento a la Inmaculada



Aprovechando la corriente monumentalista derivada de la Exposición Iberoamericana, en 1916 se reunió una comisión para erigir un monumento a la Inmaculada, con motivo del Tercer Centenario del Voto Conccpcionista. Dicha iniciativa se hizo pública a partir de enero del año siguiente, a través de una serie de artículos en El Correo de Andalucía, y que con el título de Sevilla por la Inmaculada, firmaba Sebastián y Bandarán

El lugar elegido inicialmcnte para emplazar el monumento era la plaza del Cardenal Lluch (hoy plaza de la Virgen de los Reyes), lugar que luego se modificó para situarse finalmente en la Plaza del Triunfo.

La primera comunicación oficial entre la comisión del monumento y el Ayuntamiento de Sevilla, se produjo el 9 de julio de ese mismo año. En una carta firmada por Ramón de Ibarra como presidente de dicha comisión, se informaba de la intención de patrocinar el monumento, cuya realización correría a cargo de Coullaut Valera. En esa carta, además, se pedía permiso para iniciar las obras en el lugar definitivo de su emplazamiento, habiéndose decidido ya que fuera en la Plaza del Triunfo. En la carta aparecía una completa descripción del monumento que se pretendía levantar, y que era prácticamente idéntico al que se ejecutó finalmente. El Ayuntamiento aprobó el proyecto, y delegó en el Arquitecto Municipal la inspección de las obras.

Sin embargo, se produjo entonces un suceso que motivó la paralización de las obras. El 14 de octubre, con ocasión de la Junta General de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Joaquín Bilbao manifestó objeciones tanto por la elección del lugar como por el hecho de que no se hubiera pedido dictamen a la Academia sobre el proyecto. Como consecuencia de las actuaciones de la Academia, el Gobierno Civil informaba al Ayuntamiento que, en fecha 8 de enero de 1918, el Ministerio de Inspección Pública y Bellas Artes había dictado una Real Orden mandando la paralización de las obras. Por otra parte, requería una serie de documentos, al objeto de comprobar si las mismas habían comenzado con anterioridad al acuerdo municipal. Finalmente, y tras la inspección de dichos documentos, pudieron proseguir las obras

Un dato a destacar de todo el proceso de realización del monumento, es la falta de libertad compositiva que padeció el escultor. Como ya se dijo anteriormente, la comisión envió al Ayuntamiento una detallada descripción del mismo. De hecho, tanto la iconografía como la composición habían sido ultimados al detalle. El modelo elegido para representar la imagen de la Inmaculada era el cuadro que Murillo pintó para la Iglesia del Hospital de los Venerables. Es de destacar como Coullaut se ajustó a esas limitaciones, aportando el bulto redondo al modelo murillescoy y por cuya realización percibió unos honorarios que sumaban 84.000 pesetas.

El monumento, que satisfizo plenamente a sus patrocinadores, fue bien considerado por la crítica. Quizá el único punto de discordancia sea el señalado por Pérez Comendador, que a pesar de calificar de correctas las esculturas de Coullaut, decía que el elemento arquitectónico era pretencioso.

El monumento está realizado integramente en mármol de Carrara. En la parte superior destacando la figura de la Santísima, inspirada en la "Inmaculada de Murillo" que pintara para el Hospital de los Venerables de Sevilla.

En la parte inferior, en su pedestal, como homenaje y reconocimiento especial, el escultor esculpe las estatuas de cuatro personajes del siglo XVII: El poeta Miguel Cid, el escultor Juan Martínez Montañés, el pintor Bartolomé Esteban Murillo y el teólogo jesuita Sevillano Juan de Pineda, por la defensa y el valor devoto que tuvieron para defender el Dogma de María.

El monumento se inaugura finalmente el 8 de diciembre de 1.918.

En 1.927 jóvenes estudiantes comienzan a tomar como costumbre cantarle la salve y ofrecerle flores a la imagen de la Virgen, en la madrugada de los 8 de diciembre de cada año. Esta costumbre en la actualidad consiste en que todas las tunas estudiantiles de Sevilla, van a la Plaza del Triunfo por la que desfilan, por orden de antigüedad, cantando sus canciones a los pies del monumento, lo que hace de esta noche una tradición especial.