La Operación Clavel fue un movimiento de solidaridad que se dio a nivel nacional para paliar los daños ocasionados a la población sevillana por el desbordamiento del arroyo Tamarguillo; un movimiento de gran repercusión social que, desgraciadamente, acabaría en una nueva tragedia de mayores dimensiones.
Todo comenzó el día 25 de noviembre de 1961 cuando, debido a las crecidas del agua a causa de las lluvias, se rompió el muro de contención que encauzaba el arroyo del Tamarguillo. Como consecuencia de ello, una importante parte de la ciudad quedó inundada, dando lugar a enormes pérdidas materiales entre la mucha población afectada.
Esta tragedia dio lugar a una rápida respuesta de solidaridad que se extendió por todo el territorio nacional, y que principalmente llegó de la mano del mítico locutor de radio Bobby Deglané, quien desde los estudios madrileños de Radio España dirigió un programa de emisión diaria denominado "Operación Clavel".
Las emisiones, que comenzaron a primeros de diciembre, concluyeron el día 17 con un programa en el que participaron la duquesa de Alba —que apoyó la operación de principio a fin—; el marqués del Valdivia, Natalia Figueroa y Sancho Dávila. La "Operación Clavel" llegó a recaudar casi diez millones de pesetas en menos de un mes, una cantidad inusual para aquellos tiempos, y además una gran cantidad de víveres que se empaquetaron en cajas de cartón donde figuraba el clavel como símbolo de la ayuda y la esperanza. Y esto se tradujo en una caravana de vehículos de catorce kilómetros de longitud que viajó desde Madrid hasta Sevilla con objeto de paliar los efectos devastadores de aquella inundación.
A la mañana siguiente, la caravana salió de la madrileña Plaza de Legazpi en un cortejo al que a lo largo del recorrido hacia Sevilla fueron uniéndose vehículos hasta alcanzar más de 140 camiones —incluido el que era el más grande de España, con capacidad para transportar 20 toneladas— que ocupaban 14 kilómetros y transportaban enseres y alimentos, como, por ejemplo, 175.000 kilos de patatas, 180.000 docenas de huevos, 1.630 kilos de turrones y dulces, 10.000 kilos de sardinas y guisantes, 7.500 cajetillas de tabaco, 10.000 kilos de jabón, 11.000 kilos de alubias, 3 camiones de vino y 5 de juguetes así como 150 turismos y 82 motos.
Todo parecía que cambiaría a mejor, cuando la tragedia volvió a hacer presencia en ese mismo escenario: el 19 de diciembre de ese mismo año la avioneta Stinson que participaba en la caravana acabó estrellándose contra el numeroso público que se agolpaba en Sevilla esperando con ilusión la ayuda, provocando la muerte de una veintena de personas, muchos de ellos niños, y dando fin a esta historia de una manera dramática .
Cuarenta minutos antes, la avioneta «Simpson», que acompañaba a la caravana y que había partido esa misma mañana del aeródromo madrileño de Cuatrovientos se precipitó sobre la multitud en la autopista de San Pablo, al lado del Tamarguillo.
Todo apunta a que la avioneta realizó un vuelo rasante para fotografiar el ambiente, chocó contra unos cables de alta tensión, se precipitó sobre la gente y se incendió.
La crónica periodística de ABC de Sevilla recogió que en el lugar en el que se produjo el suceso el grupo destacaba por su alegría. Vecinos de la calle Arroyo blandían una pancarta con el rostro de Bobby Deglané y la efigie de la Giralda vestida de gitana. En las leyendas: «Las familias que en la Fábrica de Sombreros y en las chozas habitan desean que estas buenas almas les hagan una visita» y «Viva el locutor más grande y la duquesa más buena, que han venido a Sevilla a invitarnos en Nochebuena».
Hoy, el Tamarguillo está soterrado, pasando de ser arroyo a ser una calle, y el lugar del trágico accidente ha sido convertido en un polideportivo.