Carga de la policía en la calle San Fernando. Foto Gelan |
La Policía Armada de Caballería carga
sobre los estudiantes, al tiempo que los coches cisterna tratan de disuadir a
los manifestantes que se defienden con piedras y se encierran en el recinto
universitario donde penetra la Policía Armada a requerimiento del Rector.
La Universidad de Sevilla había sido una
de las más tranquilas en los movimientos estudiantiles que se había producido
en España desde principios de los 60, primero en contra del SEU, y luego para
hacerse con la representación estudiantil por parte de las distintas corrientes
ideológicas. Pero en 1968 se produce una verdadera explosión de base, que
sorprendió hasta los líderes más comprometidos por su inusual respuesta. Tanto
es así que hasta el PCE, siempre atento a cualquier posibilidad de
enfrentamiento con el régimen para su instrumentalización se vio superado con
mucho por la reacción de los estudiantes de Sevilla, lo que originó fisuras en
sus propias filas.
Durante el mes de febrero se celebraron
una serie de reuniones en diversa ciudades, con el fin de preparar un congreso
nacional de estudiantes que tenía que dar partida de nacimiento al Sindicato
Democrático de Estudiantes. En estas reuniones se manifestaron fuertes disputas
políticas dentro de las coordinadoras.
Pese a todas las cautelas se produjeron las detenciones de los delegados
y estas desencadenaron un conjunto de reacciones estudiantiles que alcanzaron
los topes máximos de agitación que se habían vivido hasta el momento en la
Universidad de Sevilla.
El día 1 de marzo se llevan a cabo paros
académicos, asambleas, cortes de tráfico, formación de guerrillas urbanas
dispersas por la ciudad etc. El día 4 unos 150 estudiantes trataron de ocupar
la Facultad de Ciencias, por lo que la Fuerza Pública entró en el recinto para
desalojarlos, con la autorización del Rector Calderón Quijano. El día 5 el
Rectorado suspende las clases y los estudiantes celebran una magna
asamblea en la Facultad de Derecho a la
que asisten más de 600 estudiantes y en la que se decide la ocupación del Aula
Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, adonde se trasladan los
estudiantes. El número se multiplica hasta los 1000 que deambulan por los
pasillos, se hacen con alimentos y bebidas etc.
El encierro se prologa durante más de nueve
horas hasta que la Junta de Estudiantes acepta una propuesta del de Morales
Padrón, decano de Filosofía y Letras, que en nombre del rector, atiende una demanda
de audiencia con la si se desaloja la Universidad. Esa misma noche de produce,
tras la retirada del carnet a casi 600 alumnos. Se producen entonces muestras
de solidaridad con lo que estaba ocurriendo en Sevilla, en diversos Distritos
Universitarios de toda España.
La situación amaina durante los
siguientes días mientras se celebran una serie de asambleas autorizadas por el
rectorado. Pero a finales del mes de marzo , tras la detención el día 27 de
varios estudiantes, entre ellos Ricardo Olivares y Camilo Tejera, en la Escuela
de Aparejadores donde celebraban una reunión de distrito, la situación vuelve a
estallar con toda virulencia. Al día siguiente se efectúan asambleas
informativas de Facultad en Aparejadores, Derecho, Medicina, Arquitectura,
Filosofía y Letras, en Ciencias se hace por cursos. Como consecuencia de las
mismas se convoca una asamblea de Distrito en Derecho y la consiguiente
manifestación.
La Policía Armada de Caballería carga
sobre los estudiantes, al tiempo que los coches cisterna tratan de disuadir a
los manifestantes que se defienden con piedras y se encierran en el recinto
universitario donde penetra la Policía Armada a requerimiento del Rector. Los
enfrentamientos prosiguen en los días sucesivos, con varios heridos y
detenidos, ocupaciones por parte de los estudiantes de distintas facultades,
etc. Ante la grave situación, el Ministro de la Gobernación sanciona a Camilo
Tejera como «instigador reincidente y responsable de propaganda excitando los
recientes desórdenes estudiantiles que durante los días 27, 28 y 29 han
alterado la paz pública en distintos sectores de la ciudad».Mientras el
Gobierno Civil impone más de treinta sanciones y las hace públicas en una nota
de prensa".
A toda esta cadena represiva por parte de
las autoridades civiles, se le une la académica de la Junta de Gobierno de la
Universidad. En la sesión celebrada los días 28 y 29 de marzo, el Rector
informa de los desórdenes estudiantiles acaecidos durante las últimas semanas
«consistentes en alteraciones del orden académico, como «sentadas», huelgas de
pasillos, asambleas tumultuarias, faltas masivas a clase o alguna forma de ocupación
indebida de aulas o espacios universitarios». Ante esta situación anómala
acuerda, tras la aprobación por parte del Ministerio de Educación y Ciencia, la
expulsión definitiva de 23 estudiantes de diez Facultades o Escuelas universitarias.
Como consecuencia de toda la agitación
estudiantil, mimética respecto a la de otros Distritos, la Junta de Gobierno
decide cerrar por segunda vez la Universidad en el breve plazo de menos de dos
meses, en esta ocasión desde el día 1 de abril hasta después de las vacaciones
de Semana Santa, cortando así de raíz con la posible continuidad de los
altercados. A los pocos días de que se sucedieran estos acontecimientos,
sincrónicos en toda la Universidad española, Lora Tamayo era separado del
ministerio y sustituido por un hombre del Opus Dei, Luis Villar Palasí, que
tomaba posesión el 18 de abril. En septiembre el ministerio publicaría un
Decreto de Asociaciones Estudiantiles,
que fue rechazado por los estudiantes.
El resto del curso académico transcurrió
en la Universidad de Sevilla sin mayores altercados visibles, pero dentro de la
estructura del movimiento estudiantil se había producido una brecha insalvable,
que a la postre acabó con el intento de crear el SD, tal y como se había
previsto desde la aparición del primero, el de la Universidad de Barcelona, en
marzo de 1966.
Inmediatamente después de los expedientes se
organizan las Comisiones de Estudiantes, que llegaron a tener sus propias
publicaciones. El texto fundacional de estas Comisiones estaba fuertemente
influido por el Mayo del 68, inspirado en respuestas gauchistes (trotskistas, maoístas y anarquistas). Estas Comisiones
de Estudiantes se caracterizaron por su espontaneidad y radicalidad y en ellas
participaron Antonio Lirora, Bocanegra, Gastón, Montero y Morillas.