Hónrase en estos días nuestra ciudad siendo residencia del Generalísimo Franco Fiel a la trascendencia histórica de la misión que le incumbe, de la cual su victoria en la Cruzada no fue sino pórtico orientado sobre los prometedores caminos del futuro, el Caudillo viene a nuestra tierra, cuando aún vibran en el aire de esta España esperanzada y agradecida los vítores con que aclamaron su paso los catalanes, requerido por los afanes que para cada pueblo empareja el presente conflicto internacional. Frente al dramático trance por que atraviesa el mundo, Franco y Oliveira Solazar acaban de reforzar, al ratificarlo, aquel Tratado de amistad y no agresión que en 1939 suscribieron, labrando en su Consenso una mayor fortaleza frente a los peligros de conflagración que ya se presagiaban, las dos naciones fraternas. Inquebrantable solidaridad de raza, viejo nexo amistoso que en el curso de nuestra guerra de liberación quedó mus prietamente ceñido, han valorado la prevista eficiencia de estas conferencias de que, ufana con legítimo orgullo, Sevilla ha sido sede.
Así comenzaba el diario ABC del 13 de febrero de 1942 la crónica de la presencia en Sevilla del presidente portugués, cuyo relato hace a continuación:
"A las seis y media de la tarde del miércoles llegó a Sevilla en viaje de incógnito Su Excelencia el Jefe del Estado español, acompañado de su esposa e hija y alto personal de su Casa Militar y Civil. A su llegada, S. E. se trasladó al Alcázar, donde de se le rindieron honores. Próximamente a la misma hora llegó a nuestra ciudad el ministro d-e Asuntos Exteriores, señor Serrano Suñer. acompañado del presidente del Gobierno portugués y ministro del Exterior, doctor Oliveira Salazar. Con quien se había reunido en la frontera. Con los señores Serrano Suñer v Oliveira Salazar realizó el viaje el embajador de Portugal en Madrid, don Pedro Teotonio Pereira.
En la mañana de ayer el presidente del Gobierno portugués, con el ministro de Asuntos. Exteriores de España y los embajadores de España en Lisboa don Nicolás Franco, y de Portugal, en España, señor Teotonio Pereira, se trasladó al Alcázar.
A su llegada, una. compañía de Infantería, con bandera y música, que se encontraba en, el Patio de la Montería, rindió honores al Jefe del Gobierno portugués, interpretándose los himnos de ambos países. Seguidamente, en el despacho de S. E. El Jefe del Estado español, se celebró una conferencia que duró desde las once y cuarto hasta las dos de la tarde. Durante ella estuvieron presentes con el Generalísimo el doctor Oliveira Salazar y el señor Serrano Súñer.
A la hora indicada se suspendió la entrevista, celebrándose una comida íntima, ofrecida, por el Caudillo, a la que asistieron con el doctor Oliveira Salazar y señor Serrano Súñer los embaladores de las dos naciones, los jefes de la Casa Civil v Militar de S. E. el jefe del Gabinete Diplomático del ministro de Asuntos exteriores, señor Ximénez de Sandoval; el director general de Policía portugués señor Lorenzo: el coronel señor Perales y el comandante señor Navarro.
Después del almuerzo, el Generalísimo con el presidente del Gobierno portugués y el ministro de Asuntos Exteriores de España, pasearon por los jardines del Alcázar, acompañados de las demás personalidades que asistieron a la comida y de varios periodistas. Durante el recorrido por los jardines, el director conservador del histórico edificio, don Joaquín Romero Murube. explicó detenidamente las bellezas arquitectónicas del Alcázar sevillano, dando cuenta de las mejoras que se realizan en el mismo.
A las cuatro de la tarde se reanudó la conferencia, a la que asistieron en su segunda parte los embajadores señores Franco y Teotonio Pereira. La entrevista terminó a las siete y cuarto y seguidamente el doctor Olíveira Salazar abandonó el Alcázar, acompañado del señor Serrano Súñer. El presidente del Gobierno portugués fue despedido con los mismos honores que a su llegada.
Más tarde el doctor Oliveira Salazar. acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores de España, señor Serrano Súñer dio un breve paseo por las calles céntricas de la capital, visitando después el Parque de María Luisa. Seguidamente regresó al hotel Andalucía, donde se hospeda, en unión del señor Serrano Súñer."
Extraño encuentro este que puso en portada el Alcázar sevillano y la figura de su conservador Joaquín Romero Murube, que lucía palmito, con su uniforme de falangista. Las cosa de la época.